VALORBIOLÓGICO DE LA CORDILLERA DE LA COSTA
Edición: Francisco MoreyFotografías: Francisco Solís

1.- DIVERSIDAD BIOLÓGICA

 El valor del bosque templado lluvioso del sur de chile está determinado por su particular riqueza en términos de biodiversidad y endemismo y su alta vulnerabilidad actual. El bosque templado se define como el que crece en la región de clima templado a latitudes superiores a los 30-º grados bajo condiciones climáticas relativamente húmedas y frías (Armesto et al:1994). El bosque templado chileno se extiende entre los 36 y 48 grados de latitud; el bosque Valdiviano en tanto, abarca superficies entre los 36 y los 40 grados de latitud (Armesto; 2000)

 La Coalición para la Conservación de la Cordillera de la Costa y diversos organismos científicos nacionales e internacionales como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) plantean que sólo un crecimiento con base biológica podría revertir la creciente degradación de los ecosistemas forestales nativos.

 La importancia global de los bosques nativos chilenos radica en dos aspectos  destacados: 1) la existencia de continuos bosques no-intervenidos, que en otras regiones templadas del mundo prácticamente han desaparecido, y 2) la extraordinaria biodiversidad de la región, que incluye especies, géneros y familias endémicas de plantas y animales únicos en el planeta (Smith; 2000). volver.

2.- BOSQUES COSTEROS
 Los ciudadanos en general desconocen el bosque costero y no le dan ningún valor, excepto como leña (Armesto; 2000)

 El bosque costero es la fuente de diversidad y la cordillera de los Andes es el sumidero (Smith; 2000), en un proceso de continua migración de la biota desde la Costa a Los Andes que comenzó con la retirada de los glaciares. Es decir, tras la última glaciación, en la que los bosques templados de Chile se vieron drásticamente afectados por los eventos glaciales, los que contribuyeron a reducir significativamente tanto el área cubierta por vegetación como la diversidad de especies (Armesto et al; 1994), los hielos se retiraron y el proceso de recolonización y de expansión de la biodiversidad se desarrolló partiendo desde la Cordillera de la Costa hacia el este (ver Historia de los Bosques Templados).

 Debe considerarse que la diversidad biológica, representada por los números de especies de todos los vertebrados terrestres (aves, mamíferos y anfibios) de los bosques templados chilenos presentan sus máximos nacionales en la X Región (Armesto et al.1992), particularmente en las zonas costeras.

 Se desconoce la biodiversidad de varios taxa, principalmente hongos, insectos, arácnidos e invertebrados en general. Cada año se descubren nuevas especies de invertebrados. En cambio en hongos no hay especialistas que exploren estos bosques (Smith; 2000).

 La diversidad biológica de la Cordillera de la Costa está Sub representada en el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE). Se sabe que la mayor biodiversidad de especies del bosque templado del sur de Chile se encuentra en la Cordillera de la Costa de la Xª Región, sin embargo el total de superficie protegida en esta zona corresponde sólo al 2% (10.053 hás) del total regional. El otro 98% (551.000 hás) restante se encuentra en la Cordillera de Los Andes (Armesto; 2000).

 Los bosques de la Cordillera de la Costa han desaparecido entre los 36º y 39,5º (exceptuando el Parque Nacional Nahuelbuta). Sólo restan bosques costeros continentales entre los 39,5º y los 41,2º (provincias de Valdivia y Osorno), o sea, menos de dos grados de latitud. La alta diversidad en los bosques de la X Región, está actualmente concentrada en los bosques costeros, en plantas superiores se estima que en la Cordillera de la costa existen más de 400 especies (Villagrán et al. 1986, Manuscrito C. Smith), respecto a alrededor de 250 especies en los bosques andinos de la misma región (Muñoz 1980).

 Según el último catastro de bosques nativos, sólo la X Región en Chile continental posee aún una superficie significativa de remanentes continuos de bosques nativos primarios.. La  característica única de estos bosques antiguos es que son capaces de preservar una alta  biodiversidad, incluyendo especies que están ausentes de bosques degradados o en crecimiento (Armesto et al. 1996).  Además de ser el último refugio de bosques primarios, la X Región es la única Región de Chile continental que presenta extensos bosques nativos de Olivillo costero. En contraste, los bosques costeros de las Regiones VII, VIII y IX se encuentran reducidos a pequeños fragmentos degradados y la superficie es ocupada por extensas plantaciones industriales de pino.

 Los bosques costeros están muy disminuidos en su parte norte, es decir, la fuente de biota que existía al sur del Bio Bio, que fue afectada por las glaciaciones y se refugió en la Costa, ha desaparecido en más de la mitad de su extensión. No sólo esto, también ha desaparecido la porción mas diversa por haber contenido la biota sub tropical remanente de continuos procesos de extinción y aislamiento de las floras del sur de Brasil y Bolivia (Smith; 2000).
 
El paño continuo de bosque de la Cordillera de la Costa de la Xª Región es el único bosque costero continental capaz de mantenerse como fuente y capaz de sustentar poblaciones medianas por tiempos medianos (100 años) de macromamíferos y ciertas aves (puma, zorro, huillín, concón, carpintero) es la Cordillera de la Costa de la Provincias de Osorno, Valdivia y Llanquihue) (Smith; 2000).

 Los bosques australes presentan un notable nivel de endemismo en su flora vascular (Armesto et al; 1995), que bordea las 700 especies de plantas (la mitad de ellas endémicas; 28 géneros de angiospermas endémicas sobre un total de 82, es decir un 34%), comparado con otras áreas de bosques tropicales y templados continentales. por lo menos 50 especies de árboles madereros (el 95 por ciento de ellos endémicos) (Armesto et al; 1995. Bryant et al; 1997). La mayoría de los endemismos corresponden a géneros o familias con una sola especie en el mundo. Allí se encuentra el alerce (fitzroya cupressoides), la conífera más grande del hemisferio sur, un árbol que puede vivir más de 3.000 años (Bryant et al, 1997).

 Tal como en el caso de la flora, la fauna asociada al bosque templado también presenta un gran endemismo, que alcanza al 36% de especies de reptiles, 30% de la aves, 33% de los mámíferos, 50% de los peces de agua dulce y 76% de los anfíbios (Armesto et al; 1995).
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3.- IMPORTANCIA MUNDIAL DE LOS BOSQUES TEMPLADOS COSTEROS DEL SUR DE CHILE

3.1 GLOBAL 200
 El programa Global 200 es un ranking global de las 200 habitats terrestres, marinos y de agua dulce, más destacados del mundo, elaborado por científicos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en conjunto con expertos regionales de todo el planeta

 Los Bosques templados del sur de Chile y Argentina y de la Isla Juan Fernádez han sido incluidos en este ranking. Pero es necesario destacar que en la campaña “Living Planet” de WWF, se han seleccionado sólo 25 ecoregiones como prioritarias para la conservación a nivel mundial, por su altísima biodiversidad y su estado actual de vulnerabilidad. En esta clasificación está incluida la Ecorregión de los Bosques templados de Chile y Argentina.

 Algunas de las Ecorregiones más conocidas del mundo que están incluidas en este ranking son: la Gran Barrera de Coral de Australia, los Bosques lluviosos de Nueva Guinea, las Islas Galápagos, los bosques lluviosos del sur oeste del Amazonas, el Mar de Bering, el desierto de Chihuahua y los bosque tropicales de Madagaskar, entre otros. Volver
 

3.2 BOSQUES DE FRONTERA.
Chile, entre los 12 países con mayor parte de las fronteras forestales restantes del mundo.

 El Instituto de Recursos Mundiales (WRI, en su sigla en inglés) ha elaborado el Primer Informe (1997) sobre el estado de las fronteras forestales en el mundo. El informe de WRI recomienda que se introduzcan cambios en las políticas de manera que se promueva el desarrollo económico sin que se destruyan los recursos forestales y los servicios ambientales que estos prestan.

 Fronteras forestales son aquellos extensos ecosistemas de bosques naturales intactos que aun quedan en el mundo. Por lo general, estos bosques han experimentado bajos grados de perturbación y son lo suficientemente grandes para mantener toda su biodiversidad, incluyendo poblaciones viables de especies migratorias asociadas con cada tipo de bosque.
  Tal y como se la define aquí, la frontera forestal debe cumplir con 7 criterios:

1.- Está casi toda cubierta de bosque.
2.- es suficientemente grande para mantener poblaciones viables de todas las especies nativas asociadas con ese tipo de bosque, lo cual se mide por su capacidad de mantener poblaciones de especies migratorias (como elefantes, águilas arpías u osos marrones).
3.- Es lo suficientemente grande para garantizar la supervivencia de especies aun ante la eventualidad de desastres naturales como huracanes, incendios, plagas o epidemias que puedan producirse allí en el transcurso de un siglo.
4.- Su estructura y composición está determinada fundamentalmente por eventos naturales, si bien es aceptable la existencia de un grado bajo de perturbación producida por el tipo de actividades que tradicionalmente han dado forma a los bosques por miles de años, como por ejemplo la agricultura migratoria de baja intensidad.
5.- En aquellos bosques donde naturalmente parches de árboles de diferentes edades, el paisaje presenta este tipo de heterogeneidad.
6.- Está dominado por especies nativas de árboles.
7.- Alberga a la mayoría, sino a todas las demás especies de plantas y animales que por lo general habitan en este tipo de bosque.

 Para el WRI los bosques costeros chilenos son bosques de frontera. Sus principales amenazas son el desmonte para plantaciones, tala para la producción industrial de astillas, y producción de leña. Según esta institución este tipo de actividad está poniendo en peligro a la tercera parte de la extensión más grande de bosque templado con bajos grados de degradación. Los bosques templados de Chile contienen por lo menos 50 especies de árboles madereros (el 95 por ciento de ellos endémicos) y más de 700 especies de plantas vasculares (la mitad de ellas endémicas). Aquí se encuentra el alerce (fitzroya cupresoides), la conífera más grande del hemisferio sur, un árbol que puede vivir más de 3.000 años.

 En toda América del Sur, la mayor parte de los 645.000 kilómetros cuadrados de bosques que se perdieron entre 1980 y 1990 (la pérdida de bosque más grande ocurrida en el mundo en esos 10 años) se eliminaron para abrir paso a proyectos de reubicación de poblaciones, desarrollo agrícola y de recursos en gran escala. Sólo Brasil perdió cerca de 370.000 km2, más de una quinta parte de toda la selva tropical que se perdió en esos años a nivel mundial

 Aun así, América del Sur conserva intactas vastas áreas de bosques tropicales y templados. El norte de la cuenca amazónica y el escudo de las Guayanas albergan la selva tropical más extensa del mundo.

 En el arco de la cuenca amazónica, los bosques de Perú, Ecuador y Colombia están clasificados entre los de mayor riqueza biológica en el mundo. Chile y Argentina comparten el núcleo restante individual más grande de frontera templada del mundo.
La tala indiscriminada constituye el principal peligro para cerca del 70 por ciento de todas las fronteras forestales de América del Sur clasificadas como seria o medianamente amenazadas. La exploración de fuentes energéticas, la minería y nuevas vías de acceso están invadiendo cerca de la mitad de las fronteras amenazadas de esta región. El desmonte para la agricultura pone en peligro cerca de una tercera parte de las fronteras vulnerables.

 El clima predominante en el en el ámbito del bosque templado de austrosudamérica, es de temperaturas moderadas debido a la acentuada influencia marítima (excepto en los sectores más altos de las montañas), con frentes de lluvias originados en el cinturón de vientos del oeste (westerlies), que provienen del Pacífico, tanto en verano como en invierno. Este origen marino de los frentes de lluvia hacen que los bosques reciban una precipitación excepcionalmente “limpia” de contaminantes atmosféricos de origen antropogénico (Armesto et al; 1995). Volver